viernes, 23 de septiembre de 2011

EL FLAUTISTA. Y EL ECONOMISTA

viernes 23 de septiembre de 2011
EL FLAUTISTA. Y EL ECONOMISTA
El flautista va con una bicicleta, una flauta y un libro o revista, no sé muy bien, metido en el bolsillo del pantalón. Cuando va por la calle va insultando a todo el que se encuentra a su paso. Algunas veces con el dedo corazón en alto. Todo un personaje. Un día se sentó en la terraza del bar y me dijo: oye ¿cuánto vale un cubata? le dije 4€ y me dijo con su voz cazallera tipo muñeco rockefeler ¡pues me pones un café! Aguanté la risa y le saqué su café. Otra día vino con una radio, había una familia dentro. El encendió su radio a toda pastilla y le dice: perdona ¿puedes quitar la radio? que ya tenemos música puesta. Me miró con cara de loco y no dijo nada. Salió y se sentó fuera olvidándose su flauta. La cogí con una bolsa y la guardé. Al cabo de unos días volvió y le dije: te olvidaste tu flauta y él dijo que la echaba de menos y no volvió más. Él sigue circulando con su bicicleta, dedo en alto insultando a la gente...

El economista es un hombre que después de trabajar durante muchos años, en una fábrica, le echaron a la calle y lleva unos años en paro, pero el va haciendo chapucillas de un lado para otro también en bicicleta. Al principio piensas pobre hombre, pero con el paso de los días te das cuenta de que es un plasta. Siempre habla de dinero, que si me han pagado por pintar una habitación, que si es un tío con suerte porque ha comprado cuatro gambas y son cinco en casa, que ya he pagado la bici, que me he comprado un colchón, que si me han puesto una mampara y soy un tío con suerte, que se ha comprado un tele y es un tío con suerte. Un día iba él con su bici y ve a una chica sacando dinero del cajero y grita ¡que se jodan los que tienen que pagar hipoteca! y sigue pedaleando. Siempre dice que es un tío con suerte y yo digo que es un tío brasa. Alguna vez me lo he encontrado por la calle y me ha dicho a ver si voy a tomar un cortado y le digo no tranquilo, no te preocupes que hay mas bares jiijijiji. Qué suerte, que sea un tío con suerte.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Esto me huele mal

Estando tranquilas esperando la hora de las comidas, llegó una señora con apariencia normal pidiendo una cerveza. De una forma muy extraña que no podía entender, hasta que me lo repitió tres veces -y eso que no hablaba en ruso-, me preguntó si podíamos dejarla un tenedor, que su inquilino no había pagado aun el alquiler y le daba vergüenza.
Al final entendí que la señora solo tenía dinero para cerveza y ella se traía la comida. Sin ver ningún problema nos dio pena y dijimos: no pasa nada señora. En ese momento mi hermana dijo: !qué peste, que mal huele que peste que mal huele! En ese momento sentí ese olor nauseabundo que desprendía esa mujer. Mi hermana sacó la cerveza a la terraza y hasta en la calle olía a podredumbre. Ver la cara de mi hermana aguantando la respiración, mientras ella pagaba, no tenía precio. 
Echamos ambientador y entro JJ , un cliente asiduo y preguntó: ¿qué os pasa? Se lo contamos y él que es muy escrupuloso dijo: callar callar. Las risas iban y venia la señora sacó su tuper de macarrones. Jj vio cómo se le cayó un macarrón entre el escote. Más risas. 
Luego llego Antonio otro cliente y lo mismo ¿qué os pasa? Vuelta a contar. Llegó S, la mujer de JJ, con uno de sus bebes y se quedaba en la puerta fumándose un cigarro y JJ pasa pa dentro que no quiero que mi hijo respire ese aire. No se movía. Ella ya la conocía porque trabaja los fines de semana en un bar y nos contó que no la dejaban estar en ningún bar del pueblo de al lado y que tampoco la dejaban entrar en los autobuses, !no me extraña¡ risas y más risas. Salió Antonio y pidió un cuchillo y otra cerveza. 
Pasado un rato la señora echó su cabeza hacia delante y no sabíamos si había muerto o se había dormido. Antonio espetó: tranquilas, ahora llamamos a la policía y les decimos que una vieja se ha muerto, pero que ya venía muerta, porque ya olía a muerto cuando ha entrado. En fin luego le quería dar una clase de moralidad. Me preguntó si sabía la vida de la Bella Dorita, etc.. S nos contó que entró en el lavabo de donde trabaja y estuvo metida tres horas, ¿qué hicimos nosotras? Poner un cartel de fuera de servicio JJ y Antonio entraban en el lavabo a escondidas, por si decidía hacer una visita al señor Roca. Planeamos que si pedía una cerveza más le diríamos: lo sentimos vamos a cerrar. Al final después de 2 horas largas, se levantó y asomó su cabeza enlacada de suciedad y dijo: hasta otra gracias. Espero que no haya una segunda vez, porque si vuelve le diremos: lo siento, reservado el derecho de admisión...