miércoles, 21 de septiembre de 2011

Esto me huele mal

Estando tranquilas esperando la hora de las comidas, llegó una señora con apariencia normal pidiendo una cerveza. De una forma muy extraña que no podía entender, hasta que me lo repitió tres veces -y eso que no hablaba en ruso-, me preguntó si podíamos dejarla un tenedor, que su inquilino no había pagado aun el alquiler y le daba vergüenza.
Al final entendí que la señora solo tenía dinero para cerveza y ella se traía la comida. Sin ver ningún problema nos dio pena y dijimos: no pasa nada señora. En ese momento mi hermana dijo: !qué peste, que mal huele que peste que mal huele! En ese momento sentí ese olor nauseabundo que desprendía esa mujer. Mi hermana sacó la cerveza a la terraza y hasta en la calle olía a podredumbre. Ver la cara de mi hermana aguantando la respiración, mientras ella pagaba, no tenía precio. 
Echamos ambientador y entro JJ , un cliente asiduo y preguntó: ¿qué os pasa? Se lo contamos y él que es muy escrupuloso dijo: callar callar. Las risas iban y venia la señora sacó su tuper de macarrones. Jj vio cómo se le cayó un macarrón entre el escote. Más risas. 
Luego llego Antonio otro cliente y lo mismo ¿qué os pasa? Vuelta a contar. Llegó S, la mujer de JJ, con uno de sus bebes y se quedaba en la puerta fumándose un cigarro y JJ pasa pa dentro que no quiero que mi hijo respire ese aire. No se movía. Ella ya la conocía porque trabaja los fines de semana en un bar y nos contó que no la dejaban estar en ningún bar del pueblo de al lado y que tampoco la dejaban entrar en los autobuses, !no me extraña¡ risas y más risas. Salió Antonio y pidió un cuchillo y otra cerveza. 
Pasado un rato la señora echó su cabeza hacia delante y no sabíamos si había muerto o se había dormido. Antonio espetó: tranquilas, ahora llamamos a la policía y les decimos que una vieja se ha muerto, pero que ya venía muerta, porque ya olía a muerto cuando ha entrado. En fin luego le quería dar una clase de moralidad. Me preguntó si sabía la vida de la Bella Dorita, etc.. S nos contó que entró en el lavabo de donde trabaja y estuvo metida tres horas, ¿qué hicimos nosotras? Poner un cartel de fuera de servicio JJ y Antonio entraban en el lavabo a escondidas, por si decidía hacer una visita al señor Roca. Planeamos que si pedía una cerveza más le diríamos: lo sentimos vamos a cerrar. Al final después de 2 horas largas, se levantó y asomó su cabeza enlacada de suciedad y dijo: hasta otra gracias. Espero que no haya una segunda vez, porque si vuelve le diremos: lo siento, reservado el derecho de admisión...

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